martes, noviembre 01, 2005

Una sensación de felicidad

Publico hoy un texto que escribí hace unos días y lo quiero compartir porque es algo a lo que deberíamos estar acostumbrados a sentir. Adjunto algunas fotos que me gustan mucho y que me hacen sentir feliz.

Las mañanas en mi casa son mágicas. El sol entrando por la ventana, los pies descalzos buscando un rumbo que no es demasiado cierto y los ojos pegoteados por los sueños armonizan una agradable sensación en mi piel. Me renuevo cuando cambia la rutina, siento la vida elevarse en las microgotas de agua que huyen del calor de la pava.
El mate sobre la mesa, las ideas desperezándose, Bene saliendo en la bici a psicoanalizarse, la vecina regando las plantitas del pasillo, el aire entrando fresco perfumando el mundo.
Siento profundamente que la vida está ahí, flotando. Es todo tan real. Es todo tan bello. El amor me invade. Pienso y siento que una vida diferente puede ser cada día. Mi cuerpo descansa, está descansado. Las paredes, el cielo, las plantas, el sol, la mesa de madera, la silla verde, la felicidad. Vuelve la vida hacia donde miro. Todo es nuevo.
La tranquilidad es algo necesario. Si fuera posible transmitirle a la gente que la vida es otra cosa, tan diferente a lo que es, tan increíble, tan intensa desde otros niveles.

Entonces el sueño se hace claro. Un camping en un extraño lugar. Montañas tal vez y campos enormes. Caballos masticando cerca, pastando, trotando en lo verde. La noche y sus hijas estrellas que lo llenan todo con su luz. Caminatas por senderos nuevos, la sensación de alguna mujer que me atrae, el juego de las miradas, el amor latente.
Ahora escribo, tengo sensaciones de paz. Soy la paz que viaja de un lugar a otro. Los pensamientos son claros. La sonrisa se expande en el pecho, las manos se transforman en amigas para siempre, el calor se extiende, la luz suaviza lo que toca. De golpe, la sensación de estar de viaje, en un gran viaje.

¿Es posible sentir los lagos, las montañas, el sur? Siento al sur. Estoy en el sur. Siento el mar. Estoy en el mar. Estoy en mi casa y estoy en los lugares donde estuve. Cada mate que tomo esta mañana es un viaje inesperado. Recuerdo todo. Sé todo. La gente que quiero me rodea. Me invade un aluvión de miradas, abrazos y formas amadas. Una vida diferente es cada día. Quiero que siempre sea así. No quiero olvidar. Es necesario recordar para vivir. Es necesario vivir para recordar. Estoy en mi casa. Estoy en mi hogar. Todo está dentro de mí. Es claro y transparente. Soy feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que noche la de anoche!!!!, no hay palabras para tanta emocion en mi corazon, Mononinos son lo mejor que me puede haber pasado musicalmente en muchisimos años, los adoro chicos, cada ves que uds. toquen, esa va a ser para mi, una verdadera sensacion de felicidad.
Aguante los mononinos por siempre, y aguanten los viajes, los recuerdos, y la fresca sensacion del sol y de los mates, negronotides, sos un genio, te adoro.